lunes, 23 de junio de 2008

"Me gustan los misterios" nuevo blog

Os invito a todos a visitar un nuevo blog muy especial. Se llama "Me gustan los misterios" y está realizado por Anaïs Madera. Anaïs tiene diez años y desde hace una semana ha puesto en marcha el blog que os comentaba. Es el blog de su sección "Me gustan los misterios" que hace en Años Luz y donde hablará lógicamente de la sección, pero también de todo lo que quiera.Le hace mucha ilusión que entréis en él y que le dejéis vuestros comentarios, además de sugerencias y todo eso. Para todos aquellos que tengáis web, blogs, etc os agradecería que enlacéis el blog de Anaïs en vuestras páginas.En breve pondré un podcast, si sé cómo hacerlo :), para que podáis escuchar su sección cuando podáis y los comentarios vía audio.Si ponéis el enlace de Anaïs en vuestra página decírmelo para poneros en sus enlaces a vosotros.

Nueva Editorial en Años Luz

Os pongo por aquí la nueva editorial de Años Luz en http://aluzinformacion.com


Arrugas del alma

Por: Marisol Roldán

Tuve arrugas en el alma. Entiéndase como pliegues aparecidos por el paso del tiempo y pérdida de elasticidad, por no renovarse celularmente y estar expuesta a los agentes externos.

Las arrugas del alma como las de la piel van formándose sutilmente y tardamos mucho en darnos cuenta de su presencia hasta que un día te miras y ves que ya no te conoces.

Las arrugas del alma se difieren de las físicas en que no embellecen ni ennoblecen sino que nos hacen tristes, impasibles, lánguidos e insensibles.

Las arrugas del alma son arcos de sonrisas acumuladas con los años. No son pliegues junto a ojos que viven de mirar al mundo con curiosidad, ni son mares en las frentes de esfuerzos y trabajos a la intemperie. Las arrugas en el alma son cúmulos de experiencias que no hemos aprendido a asimilar. Son producto de frustraciones y desencantos. Son nidos de esperanzas que mueren sin ser defendidas. Son los rastros de la “Sombra Jungiana”.

Las arrugas del alma no obedecen al paso del tiempo, sino al de las emociones. Hay adolescentes de almas arrugadas como acordeones y ancianos de almas tersas y lisas que aprendieron a reaccionar a tiempo, renovándose desde dentro. Fabricando regeneración, esforzándose en mitigarlas, porque aprendieron a que la mejor fórmula para que desaparezcan las arrugas del alma es ignorar que existan e imaginar a cada instante, pese a los conflictos internos y las circunstancias externas. Imaginación, voluntad, paciencia, transigencia, tolerancia, lucha noble por los ideales… son los compuestos perfectos de las cremas antiarrugas del alma.

Llegar a un acuerdo tácito con la existencia. Admitiendo que la vida es dura, pero al estar vivos, sea el tiempo que sea, significa un regalo que jamás hay que despreciar. Un regalo inmerecido si no sabemos valorarlo. Hemos sido elegidos o hemos elegido vivir en un camino con cuestas, con valles y montañas, con fosos y volcanes. Pero un camino tiene origen y debe tener la meta de llevar a alguna parte. Es un camino donde abocan otros a lo largo del recorrido o donde tendremos que cruzarlos nosotros. Si aprendiéramos a no arrugar ese camino, a no hacerlo más difícil…

Quiero morir llena de arrugas físicas, pero no me gustaría vivir con arrugas en el alma. Es pura metafísica de la ciencia el punto cero que encontramos en la vida y el número infinito que hallaremos en la muerte. Las arrugas del alma aunque no sean visibles nos cambian. A veces sin darnos cuenta y otras dándose los demás. Cada surco de una arruga espiritual es el residuo de algo que se ha estancado, que nos ha invadido, que se nos ha posado y por consiguiente envejecido sin que interviniera el tiempo.

Digan lo que digan los vinculados a los temas de frontera, tanto para afirmarlos como para negarlos, terminamos apasionados y queriendo hacer prevalecer nuestras ideas, absolutitas y caciques, como si ganásemos con ello algún tipo de gloria terrenal. Pero los puestos en un imaginario podium son efímeros. No se trata de ir imponiendo, ni siquiera de ir subiendo en el ranking de la fama. Los puntos deberían de ser íntimos, privados y en consecuencia de haber llegado a un punto equilibrado de búsqueda de respuestas. Un lugar en la balanza donde reine lo justo y que nunca pierda de centro lo que verdaderamente nos motivo… ¡querer saber!.

Si un “misterioso” o un “negador” pierden el respeto a la oposición de ideas, a la otra forma de buscar el hilo, pierde su tensión en uno de sus extremos. Igual sucede cuando embarga el desánimo, cuando quemados por experiencias nefastas empezamos a perder de vista lo profundo que nos trajo aquí, para pasar a la superficies de los temas. Entonces nos llega una vejez metafísica, no es una leve depresión puntual, ni una rabia contra molinos que no podemos derrumbar…son arrugas mentales, espirituales, personales…

Somos los aficionados a estos misterios de la realidad sensibles, de hecho, eso es lo que nos trajo aquí. Formamos parte de un sector social (no reconocido) pero real y es uno de los más tocados por la frustración, inseguridad, narcisismo… pero sobre todo acumulamos mucho estrés. Un estrés provocado por la búsqueda de respuestas, que en la mayoría de casos nos acompañarán, junto a nuevas interrogantes, a lo largo y ancho de nuestra vida